Nos aferramos a las creencias de manera irrefutable y absurda,
defendemos un pensamiento por el mero hecho de no parecer débiles,
sin un posible replanteamiento,
hasta olvidar que no nos defendemos a nosotros mismos,
que sin darnos cuenta terminamos eligiendo parecer seguros a estarlo de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario