domingo, 19 de octubre de 2014

Ahora yo

Si dejáramos de buscar la vida siempre sería una sorpresa infinita llena de momentos que se niegan a sopesar,
cuando dejo de buscarme siento que me encuentro en mil lugares que mi mente siempre quiere conocer.

Recular es no hacer fuerza para mantenerse en pie,
quién recula siempre encuentra un sitio dónde volver a perecer.

Viajando en una conexión segura, todos queremos volar,
sentir que en un segundo somos libres y al siguiente creemos que ya no lo seremos nunca más.

He aprendido tantas cosas que a veces las olvido a posta para siempre poderlas volver a recordar.
El recuerdo, el tiempo, el cambio, la nostalgia, los pilares de mi vida que siempre encientro en cualquier papel arrugado que nunca sé si volver a leer.

A veces querría estar sola pero siempre me encuentro a mí conjugando algún por qué, siempre tantas dudas que me empeño en resolver, siempre tantos atardeceres sostenidos en las cuencas de mis ojos preguntando cómo serán mañana y recordadndo cómo fueron ayer.

Sin perder la llamarada del segundo, esa que siempre se apaga justo detrás de la montaña más lejana.

Quiero que la vida me regale pasiones por las que apoyar el pié en el suelo 365 días más,
quiero que cuando esos días pasen siga habiendo sólo uno que me haga sonreír,
esa risa de saber que si en algún momento he estado viva es que haré lo imposible de aquí en adelante para resucitar, respirar aire frío, húmedo y también contaminado, respirar el aire que mueve mi pelo y no deja que me ahogue si no quiero y nada más.

Algo tengo, algo busco, algo pierdo: algo voy a recuperar.

Arrancaría todas las páginas negras de este libro pero  no soy llama sin mi oscuridad.

Algo bueno que contarte son siempre los desaires de este corazón pirata,
algo bueno que contarte es siempre esta prueba irrefutable de que hubo un tiempo peor